SINOPSIS
Nueva York está en alboroto, la era del capitalismo se acerca a su fin. Eric Packer, una exitosa luminaria de las altas finanzas, tripula una limusina blanca. Mientras una visita del Presidente de los Estados Unidos paraliza a Manhattan, Eric tiene una sola obsesión: cortarse el cabello con su peluquero al otro extremo de la ciudad. A medida que progresa el día, el caos se establece, y Eric observa impotentemente cómo se colapsa su imperio. Además, está seguro de que alguien está por asesinarlo. ¿Cuándo? ¿Dónde? Él está por vivir las 24 horas más decisivas de su vida.
Lo que inmediatamente te impresiona cuando ves Cosmópolis es que David Cronenberg nuevamente se ha enfrentado al reto de hacer la película del, imposible de adaptar, libro, y al hacerlo expande y aumenta el cuerpo de trabajo único, asediado por temas que fueron considerados obsesivos o marginales cuando empezó pero que “recuentan” al mundo como ninguna película de otro director.
Luego de las hazañas que son su Almuerzo Desnudo, inspirado por William S. Burroughs, y Crash, basado en J.G. Ballard, aquí está la visión de Cronenberg de la novela de Don DeLillo, Cosmópolis, su “externalización”, de alguna manera. De Lillo habló de esta versión profética e infernal de dónde se dirige el mundo que ha concentrado en una esfera literaria todas las voces anunciando la catástrofe que estaba por venir y que ahora está sobre nosotros. Cronenberg hace eco a su enfoque al crear un espacio cinematográfico que combina géneros y que literalmente sobresalta al público. Sales mareado, sin estar seguro de dónde estás. De lo que puedes estar seguro es que Cronenberg siempre ha sido un visionario. Sí, el hombre siempre ha tenido dentro de él “asesinatos parasíticos” que gradualmente se convierten en un mutante irredimiblemente carcomiendo la sociedad. Los empresarios jóvenes y ascendentes de Wall Street son el más reciente resultado de esta mutación, y acabarán de devorar el cuerpo enfermo de la Cosmópolis.
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